Editorial Audición POR 21/10/2011

La interesada información de la captura y muerte de Kadafi, no aporta nada al
proceso en desarrollo de Libia.
Ante la humanidad el imperialismo vuelve a dejar claramente expuesta su política.
Lo que sí cambia es su método operativo. Ya no es la invasión tipica con miles
de soldados y armas de última generación, sino generando inestabilidad interior,
aunque sea de pequeñísimos grupos y mercenarios pagos rejuntados de todas
partes, que contarán a partir de ello con el “apoyo” de la OTAN para bombardear
sistemáticamente a los países, destruyendo su aparato productivo y sentando las
bases para la desorganización social.
Esta abierta guerra colonial contra Libia no se desarrolla en forma similar a la de
Vietnam o Irak. Aquí intervienen mercenarios, con comandos especializados que los
dirigen y cuentan con un apoyo aéreo de destrucción masiva.

En Yugoslavia lo hicieron, pero primero la dividieron étnicamente basándose en
las contradicciones que heredo el Estado Obrero suigéneris yugoslavo de la etapa
final del gobierno de Tito. Etapa en que se desarrolló formas autogestionarias y
que el papel planificador del estado quedó rezagado o directamente se les dio a
los “administradores” - empresarios burócratas-, un poder enorme cuyo interés
no era el Estado Obrero sino sus relaciones con el mundo del capitalismo y los
negocios que desde allí podían hacer. Ello naturalmente estimuló los intereses
étnicos, regionales, zonales y conformó la base para el deshuese de Yugoslavia..
POR AHORA!!

En Libia, y también lo están tratando de realizar en Siria, se mueven desde adentro
con grupos pequeños o de poca representación social de la población, buscando
apuntalar las “contradicciones” de gobiernos que avanzan pero no son al mismo
tiempo los legítimos representantes del progreso social socialista. Kadafi había
caído en sus propias contradicciones, aquellas que lo alejaron en un principio de
otros compañeros que con él hicieron la revolución. Su alianza subterránea con
el sistema occidental no era revolucionario. Mostraba los límites de una política
nacionalista con desarrollo de la burguesía nacional. Por ello Kadafi tenía que tomar
contacto, apoyarse en las relaciones mundiales del sistema capitalista, aunque
internamente hiciera un socialismo a lo libico, que finalmente se apoyaba en una
capa burocratizada del Estado.
Nosotros así lo analizamos hace meses, y la expresión más clara de ello, decíamos,
es que gran parte de esa capa burocrática, o burguesía árabe en formación y
enriquecimiento se le había dado vuelta y pasado a la contrarrevolución.

El asesinato de Kadafi, o su captura, no cambia para nada el fin de una política de
compenetración en la que se incorpora al sistema mundial capitalista imperialista, no
como medio o expresión de progreso social de las masas, a las que daba muchos y
excelentes beneficios en su nivel de vida, sino que como en la URSS con Gorvachov
y Yeltsin, lo que hacían era “sincerar” una capa social que nada tenía que ver con el
socialismo marxista del Libro Verde de los orígenes de Kadafi.

En Libia comenzó una revolución permanente que el mismo Kadafi intento desviar
hacia un problema religioso y terminó permitiendo esta contrarrevolución que ahora

deberá enfrentar a las masas de Libia y el mundo.