"El Socialismo es una necesidad de la organización de la vida"
J.Posadas

sábado, 8 de diciembre de 2012

Inflación y política de clase


Inflación y política de clase
Jorge Notaro1

Como señalaba Marx “En economía política, la libre investigación científica tiene que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano” (1968: XV)1. Los diagnósticos sobre la inflación así como las políticas para combatirla son ejemplos de esta afirmación y las propuestas que se presentan como técnicas son expresión de intereses de clase.

Un enfoque burgués

A los materialistas no nos llama la atención que los asesores de empresas tengan la misma receta para combatir la inflación, bajar los salarios. Una de las manifestaciones más recientes de este punto de vista lo presentaron G. Oddone, socio de la consultora CPA/Ferrere (involucrada en el caso PLUNA) coincidiendo con De Brun, Presidente de la Asociación de Bancos, en una mesa redonda convocada por ACDE el 30 de octubre de 2012.

Desde hace mucho tiempo y en cualquier coyuntura, el economista P. Roselli. de la consultora Deloitte en Radio El Espectador también propone bajar los salarios, ya sea como medida contra la inflación, como para aumentar el tipo de cambio. Para analizar con detalle este punto de vista se puede leer en la Web de Radio El Espectador las entrevistas del programa “En Perspectiva” del 15 de agosto de 2007 y del 23 de mayo de 2012.
Es posible otra política, con otro punto de vista de clase, que cargue los costos sobre la burguesía y reduzca la plusvalía. En primer lugar, con otro diagnóstico, que se ajuste a la realidad y no encubra los intereses de los explotadores.
Se puede empezar por tener en cuenta que los precios de los alimentos que el Uruguay produce, exporta y también consume fueron relativamente estables hasta el 2006. Desde ese momento iniciaron una tendencia ascendente, que sólo se interrumpió durante algunos meses del año 2009. Tomando como base el valor promedio de 2006, hasta octubre de 2012, el Índice de Precios al Consumo (IPC) aumentó un 54.4 %, y de las doce divisiones que comprende, los Alimentos y Bebidas No alcohólicas aumentaron 79.7 %: sólo fueron superados por los de Educación con 83.3 % y le sigue Vivienda con 68.3 %.
La Educación tiene una baja importancia relativa en la canasta familiar, por lo tanto sus aumentos tienen bajo impacto; en Vivienda hay dos componentes importantes, los alquileres indexados a la URA, que aumenta por el menor de los índices de salarios y del IPC, y la electricidad. Este último podría contribuir a la reducción del IPC si se vuelve al plan “dos por uno”, a un “tres por uno”, o se reduce el IVA que pagan los hogares.
Si los precios internacionales de la carne vacuna, los lácteos y el trigo aumentan, la política macroeconómica permite que se transmitan a los precios al consumo. Este impacto se amplifica si aumenta el tipo de cambio. De modo que cuando la cotización del dólar pasó de 20 a 22 pesos, el aumento se trasladó a los precios de los bienes de consumo nacional como importado.
Pero, cuando la cotización del dólar bajó a 20 pesos, los precios no bajaron, dando una señal clara de que los mercados no son de competencia, y que ningún vendedor, ya sea del industrial al mayorista, este al minorista o el minorista al consumidor, precisan bajar sus precios cuando bajan sus costos, y pueden aumentar sus ganancias sin perder compradores.
Por lo tanto aunque los salarios bajarán a la mitad y los trabajadores no compraran un solo kilo de carne; los precios al consumo seguirán cambiando con los precios internacionales y el tipo de cambio.


Paraninfo de la Udelar, espacio de encuentros y debates.
Las gestiones del Ministro Lorenzo
Cuando el Ministro de Economía y Finanzas Fernando Lorenzo (PhD) acordó con los supermercados una rebaja del 10 % del precio de algunos productos y la congelación de otros hasta fin de año, la buena noticia para la población implicó también otros mensajes para la militancia política y la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración. Los militantes se podrán preguntar ¿los precios se pueden bajar por negociaciones del Ministro? ¿La voluntad política es más fuerte que las leyes del mercado? ¿Por qué no vuelve a conversar y baja otro 10 %? En la Facultad de Ciencias Económicas y Administración (FCEA) los estudiantes se preguntarán ¿Dónde entra un Ministro de Economía en las curvas de oferta y demanda que fijan los precios en el mercado? No lo enseñan los textos de las universidades norteamericanas.
El Ministro ya había reconocido que los mercados no eran de competencia cuando estableció que para que los consumidores recibieran la reducción del 2 % de la tasa máxima del IVA debían utilizar tarjeta de crédito o débito, tener una caja de ahorro y el sueldo en un banco, aceptando que la reducción del impuesto no se transmitiría a una reducción de los precios como ocurre en los mercados de competencia. Sería más sencillo emitir una “Tarjeta DGI” con el número de cédula de identidad, en cada compra acreditar la devolución del impuesto y al fin de un año, si la persona tiene saldo a favor, se le devuelve. Con este procedimiento también se estimula el ahorro, se contrae el circulante, y se reduce la demanda futura de crédito.
También ahora el Ministro tuvo que recurrir a un procedimiento considerado heterodoxo y muy parecido al que utiliza el Sr. Guillermo Moreno en la Argentina. Es imposible saber el tono de su exposición ¿rogó, pidió, sugirió, recomendó, exigió, amenazó? Es más fácil hipotetizar sobre su argumentación tan convincente como exitosa; los precios aumentaron con la cotización del dólar, lo que no fue sucedido por el descenso de los primeros, cuando lo hizo la segunda y por lo tanto las empresas podían bajar los precios y mantener una rentabilidad alta.

La alocución del Ministro tuvo más éxito que el instrumental monetario utilizado hasta ese momento, como el aumento de la tasa de interés y el control de la oferta monetaria, los topes al aumento del gasto público y de los salarios. Para los que siguen las políticas del Fondo Monetario Internacional en el mundo, este era un fracaso anunciado.

Estabilización de precios y transición al socialismo

Nos acercamos al socialismo cuando se le quita el carácter de mercancía a algunos medios de producción y se crean oportunidades de sustituir la explotación por la cooperación.

Con este enfoque una forma de estabilizar los precios sería la creación de empresas que operen en el centro de las cadenas de producción de alimentos, con un esquema similar al que se proyecta para PLUNA, propiedad estatal de los medios de producción y gestión participativa. Se lograría con un frigorífico, un molino de trigo y una planta para envasar frutas y vegetales; la gestión estaría a cargo de un directorio integrado por representantes de los proveedores de la materia prima, los trabajadores, el comercio minorista y el Estado. Regularían los precios articulando intereses contradictorios y deberían tener prioridad en las compras públicas desde los hospitales de ASSE hasta las cárceles, así como en las negociaciones políticas para acceder a los mercados externos. La demanda también se podría fortalecer asignando una cuota del mercado interno como, por ejemplo, el monopolio de las ventas a carnicerías y almacenes, o el estímulo a la demanda de estos negocios mediante exoneraciones impositivas.
Los recursos necesarios para financiar estas inversiones son fáciles de obtener porque la deuda pública es baja con relación al Producto Bruto Interno (PBI) y a las exportaciones; la oferta de fondos en los mercados internacionales es abundante y barata, se agrega el crédito de los proveedores de equipos y maquinarias, tratando de vender en el contexto de la recesión del hemisferio norte. Por lo tanto, la mejor opción para el Uruguay, es endeudarse e invertir, en las empresas propuestas, en AFE, en instituciones educativas, para entregar el uso de la tierra prometida en el programa electoral, o para nuevos emprendimientos productivos.






1 Investigador del Sistema Nacional de Investigadores

2 Se cita la quinta edición del Fondo de Cultura Económica. La primera edición en alemán del tomo I es de 1867



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