"El Socialismo es una necesidad de la organización de la vida"
J.Posadas

sábado, 20 de abril de 2013

Elecciones en Venezuela Bolivariana: EL TRIUNFO DE NICOLÁS MADURO, PRIMER PRESIDENTE OBRERO, SOCIALMENTE PROFUNDIZARÁ EL SOCIALISMO EN VENEZUELA

Análisis exclusivo de su Director

Elecciones en Venezuela Bolivariana:
EL TRIUNFO DE NICOLÁS MADURO, PRIMER PRESIDENTE OBRERO, SOCIALMENTE PROFUNDIZARÁ EL SOCIALISMO EN VENEZUELA

15 de abril de 2013 León Cristalli



El triunfo electoral para la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela del camarada Nicolás Maduro, con el 50.66 % de votos, vino sembrado de un enorme esfuerzo social. Esta es la primera conclusión que se debe extraer de este curso revolucionario. La desaparición física del camarada Hugo Chávez, más allá del humano, natural y necesario dolor de la pérdida, planteó un problema esencial para la afirmación de un curso que se inició en la forma el 4F de 1992 con la rebelión nacionalista revolucionaria de Hugo Chávez y los Bolivarianos contra el neoliberalismo y el “Consenso de Washington” que aplicaba el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.

Esto que viene sucediendo en Venezuela es la superación del vacío que quedó en la construcción del Partido de la Revolución Socialista: poder sostenerse por sobre la pérdida de la autoridad política y humana que ejercía el camarada Hugo Chávez que - que como nos muestra la historia de la lucha de clases -, le asigna cualidad y calidad “al papel del individuo en la historia” (Jorge Plejanov)

Todo el proceso se concentró en la elección de 14 de abril (14A) en Venezuela, dibujando un nuevo mapa político que fue traspolando parte de la crisis que - en el proceso de construcción del partido único de la revolución -, significo, significa, la desaparición de Hugo Chávez. Aquello que era sostenido, aunque no superado, por su enorme autoridad social, apareció disgregando a sectores débiles, vacilantes, o incluso “enchufados” en el campo revolucionario chavista, que se sumaron al enemigo, desde el campo de Henrique Capriles. 

Capriles les ofreció perspectiva de vida sosteniendo parte del programa general del curso bolivariano, aunque, de fondo, solo preparando el entierro de la revolución, la vuelta a un pasado vergonzante, privatizador, que negaría todo el progreso alcanzado, tanto en la política interna como en la exterior de alianza de Estados con Gobiernos nacionales, populares y revolucionarios.




Sin embargo, lejos de cerrarse un ciclo en Venezuela con esta elección - como intenta desesperadamente hacer aparecer la derecha capitalista, interna y externa -, lo que se ha abierto es una profundización necesaria del proceso revolucionario. Curso que J. Posadas (1912-1981) analizó sería el desarrollo político revolucionario en las próximas fases de la etapa de “transición” de procesos sociales y Estados, producto, desigual y combinado, de la crisis final del sistema capitalista.

La importancia de incorporar esta previsión política y social histórica, está en que en base al marxismo revolucionario y la concepción leninista del curso de la lucha de clases, Posadas pudo prever, 20 años antes, la aparición de un “Chávez en Venezuela” (ver texto de J. Posadas, de 1979, acerca de la “Carta abierta de los 500 Intelectuales en Venezuela”). Análisis que formaba parte de lo que calificó como el curso histórico del “Nacionalismo al Estado Obrero”, con características propias a cada país, pero a su vez, con una raíz común dentro de la lucha mundial de clases.

Una condición de lo que no puede escapar ningún proceso nacional porque siendo la economía capitalista mundialmente globalizada, a su vez, también lo es la lucha de los pueblos por su emancipación económica, social y política: el socialismo que planteó el camarada Hugo Chávez está absolutamente vigente en este triunfo electoral de Nicolás Maduro el que es muchísimo más que el 51 % electoral, porque socialmente representa al 70 % de la población que produce.



SIN CHÁVEZ, el 51 % ELECTORAL, CONCENTRA EL PODER DE LA CLASE TRABAJADORA

La muerte de Hugo Chávez planteó - nos planteó -, una condición tan nueva como contradictoria al interior del proceso revolucionario bolivariano. Esto definió que esta elección del 14 de abril del año 2013 haya sido una elección de clase, definida socialmente entre la gran masa del pueblo venezolano frente a los sectores que vegetan, que conviven con cualquier situación, mientras pueda favorecer su condición de clase media, alta o baja, junto al atraso de sectores clientelares que no cuentan con proyección social propia, sino que sobreviven con el asistencialismo.

El socialismo del Siglo XXI quedaba, entonces, al desnudo, sin su líder, eje político y social, el camarada Chávez. Esta desaparición significaba un revalúo interior de las fuerzas que el mismo Hugo Chávez sostenía en unidad, por sobre los intereses de distintos sectores y factores que hacen a la constitución del Gobierno revolucionario.

Esta elección, en nuestra opinión, al mismo tiempo que genera una crisis en el eje político,, lo obliga a intervenir monolíticamente centralizado, como que también abre puertas, ventanas, libera espacios, para avanzar sobre los mismos planteamientos que Hugo Chávez nos deja al interior de la alianza política, definiendo el sentido de clase de esta lucha, la que ahora asume, desde el Gobierno Nacional de Venezuela con el camarada Nicolás Maduro, una trascendencia central para todo el curso de II ª Independencia e Integración Regional.



En análisis y concepción materialista dialéctica de la existencia y cursos sociales, la “crisis” es parte inherente al desarrollo. Es que el mimetizado neo chavismo reformista del candidato derrotado, Capriles, se asemeja a necesidades de aquellos que desde el mismo aparato del Estado, parte social política en que se apoyó, hasta y por ahora, el chavismo revolucionario, se sintieron liberados de la enorme autoridad que Hugo Chávez ejercía. Son los que protagonizaban sibilinamente en vida deHugo Chávez: “el chavismo sin Chávez”, porque Chávez era una molestia, con su política de profundizar la intervención directa del pueblo en la conducción del Gobierno y desenvolvía una lucha cada vez más frontal contra el burocratismo y la corrupción, herencia no liquidada, no solo del “puntofijismo” de 45 años, sino inherente al mismo sistema capitalista, a la burguesía “chavista”, o los “boliburgueses”, que hacen ganancias mimetizados con el Gobierno revolucionario.

Ahora, esta elección, abre las puertas, ventanas, despeja el cielo mostrando dónde están parados los actores. Aunque no lo reconozca públicamente el candidato Capriles hizo acuerdos por debajo de la mesa, tanto como socialmente ofreció, abrió su política a una parte de la sociedad media, a estos sectores, garantizándoles la continuidad de sus “negocios”, de la corrupción, el burocratismo. Cómo también se apoyó en la masa critica de la población que ha venido viviendo problemas no resueltos, dificultades a las que Chávez estaba enfrentando diariamente: la ineficiencia del aparato del Estado, la corrupción y el amiguismo, que esconden una debilidad puertas adentro del propio Gobierno. Hugo Chávez lo venía combatiendo tanto como llamando a asumir las responsabilidades de la conducción del proceso nacionalista revolucionario, proceso que ha avanzado al socialismo en construcción.

El 9 de marzo de 1992 escribimos y publicamos el documento: “El levantamiento militar del 4 de Febrero (4F) y el proceso ininterrumpido de la revolución latinoamericana” (1), texto que en breve reseña afirmaba “el sistema capitalista en su conjunto tembló en todo mundo, especialmente en Latinoamérica, con el levantamiento militar del 4F en Venezuela. El olfato de clase explotadora sintió que detrás de la acción del llamado Movimiento Militar Bolivariano se expresaba una realidad explosiva y revolucionaria, no solo de las masas venezolanas sino de toda Latinoamérica. Si el intento de golpe triunfaba hubiera habido una Guerra Civil.

Análisis inmediato que se apoyó en el pensamiento de J. Posadas acerca de la perspectiva del curso de la historia de la humanidad y la función de la lucha de clases, en este tiempo y espacio. Método que nos permitió comprender el curso que se desenvolvía al interior del proceso social y político. Al mismo tiempo, quedar en soledad de cara a las posiciones de la seudo izquierda, incluso de camaradas de Gobiernos revolucionarios que no solo que no interpretaron el fondo de la cuestión sino que saludaron “el triunfo de la democracia” del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.
Por esta posición política, por el apoyo sin vueltas a Hugo Chávez, fuimos denigrados por seudo “filósofos” revolucionarios de pacotilla, como diría el camarada Fidel Castro, los mismos que luego se subieron dinámicamente al portaviones que era Chávez, el MBR.200, el V ª República, el actual PSUV, cambiando el ropaje, pasando, como el Foro de San Pablo (FSP), que impido hablar al Comandante H. Chávez en la reunión de El Salvador (1996) quedando los posadistas en minoría con nuestra propuesta y lucha por darle la palabra a quién sería, en poco tiempo, muy a pesar de muchos de los camaleones de la política, los que mimetizados se volverían “chavistas” de papel y “franela”, como dice el pueblo venezolano, un líder indiscutible del proceso de cambios revolucionarios, no solo de Venezuela sino de América Latina.

En este primer, apretado primer análisis, a horas de los resultados electorales y del triunfo de Nicolás Maduro y del Comandante Hugo Chávez en la historia, queremos “poner puntos sobre la íes” como dice el pueblo, la clase obrera, los trabajadores, de todos los factores que hacen a la economía de los países. Apoyándonos positiva y revolucionariamente en la experiencia que deja esta desigual lucha entre la necesidad y los medios de construcción.

El triunfo inobjetable de Nicolás Maduro está apoyado en una masa crítica absolutamente revolucionaria dispuesta ha ir mucho más a fondo en el curso socialista del país, sin dejar de ser crítica a las necesidades que plantea el curso revolucionario y el papel de las direcciones, en particular las direcciones medias y bajas, y al papel del Estado, el que deberá transformarse en Estado revolucionario de transición social.

No existe, en ese sentido, un retroceso de la revolución por el “aumento de votos de Capriles”, sino una división de aguas al interior del chavismo político, en general, clarificando dónde se encuentra parado cada sector de la sociedad. Tanto como de aquellos que venían protagonizando “el chavismo sin Chávez” en vida del camarada y “hoy saltan la talanquera” (tranquera) y votan a Capriles que creen un reaseguro de su bienestar económico y social. Expresión concreta, en primer término, del rol del Partido Único de la Revolución Socialista, con amplia y profunda democracia revolucionaria interior, derecho a tendencia y publicación. En segundo término, esta es una necesidad objetiva, no superficial o personal burocrática, y/o stalinista, de la construcción de los organismos de masas, sino para poder centralizar todas las fuerzas de la sociedad dentro del curso revolucionario, antiimperialista, que avanza desde un Estado Socialmente Revolucionario, a la Construcción del Socialismo.

Las Misiones, como el papel democrático con poder resolutivo en la vida del país, de las Comunas, serán decisivas en esta etapa fundamental. También la necesidad de construir una dirección sindical que esté a la altura de esta etapa de la revolución. La clase trabajadora tiene poder en la medida que es parte central del proceso productivo, que genera el PBI, la Renta Nacional, como el soviet que controla el aparato del Estado, sus ministerios , en cómo se aplica el Plan Político y Económico. Existe una imprescindible unidad de clase entre los organismos independientes de la clase trabajadora, Sindicatos, Federaciones, Comisiones internas, delegados, la Central Única de Trabajadores, los Movimientos Sociales, y el Estado revolucionario.
Nada se superpone sino que se complementan entre sí, garantía de sostenimiento social del curso político. El camarada Hugo Chávez lo comprendió y luchó por implementarlo aplicando la misma Constitución de la V ª República, y finalmente el Plan Patria (2) - en nuestra opinión – el que deberá ser defendido tanto como aplicado, herramienta del progreso de Venezuela y el área latinoamericana.










Nosotros proponemos la necesidad de defender el progreso, la Constitución de la V ª República, profundizándola. La única y cierta manera de hacerlo es sacándose de encima vicios que han perdurado - a pesar de la lucha del camarada Hugo Chávez -, en el aparato del Estado. El viejo Estado burgués, con capacidad para empantanar y desviar todo elemento del progreso político de la revolución socialista bolivariana.
Como afirmó Chávez alguna vez: “Vivimos en el sistema capitalista, no lo hemos podido cambiar aún…”. El sistema cuenta con leyes escritas, constitucionales, que interfieren e intervienen en los procesos de transformación social. Ahora, las más peligrosas son las leyes no escritas, las establecidas por una capa de conducción del Estado y la política en general, acostumbradas a vivir dentro del burocratismo y la corrupción, generando una masa crítica que, aunque no se exprese votando negativamente, se abstiene de votar. Dentro de ese 22 % que no votó, la inmensa mayoría - fuera de otros imponderables- , han sido perdidos por el chavismo, porque por la derecha, el puntofijismo, el “Consenso de Washington”, etcétera, votaron hasta los enfermos terminales, como lo vimos en otras elecciones en Venezuela, llevados en camilla o sillas de ruedas.

Este sector que está aún vivo en el aparato del Estado administrativo y político de la revolución, se ha expresado en la elección del 14A votando por H. Capriles, como en la otra punta de la sociedad el pueblo venezolano en mayoría se concentró en elegir a Nicolás Maduro como Presidente. Error sería no ver esta condición concreta del curso, tanto como pretender arreglar por debajo de la mesa con esta condición, de la cual aprovecha Capriles, en su papel de “componedor”, sin aparecer como anti chapista, como sí lo hizo en otras etapas. La fuerza de Capriles, o quien sea, no le es propia, sino prestada desde la condición concreta de una “etapa de transición”. Así fue como el sistema capitalista debió derrotar hace trescientos años, por todas las vías, - que incluyó guerras y eliminación de sus enemigos del feudalismo -, para imponer la revolución burguesa del Siglo XVIII, de la misma forma y contenido, la lucha por el socialismo bolivariano, del Siglo XXI o como se lo denomine (aunque siga siendo único en su definición de clase histórica), deberá encarar, desde ahora mismo, una política para resolver esta disyuntiva.

El proceso cívico-militar bolivariano, como escribimos el 4F de 1992, no surge como producto del avance revolucionario en la historia, sino de un sinceramiento de un curso en que había que eliminar las trabas que significaba la concepción burocrática, parasitaria, de una capa social y una capa de dirección con lazos concretos con el pasado del sistema capitalista. Nos estamos refiriendo a la URSS y el mal llamado “campo socialista”. La revolución Bolivariana se plantea avanzar por sobre aquel curso, que en la forma, aparecía como un retroceso y “desaparición” del socialismo y el Estado Obrero, lo que calificamos como “solo un desvío transitorio”. Un asunto que hoy resulta claro, a 21 años de su gesta.

Esta elección en Venezuela, sin Hugo Chávez, luego de 17 elecciones anteriores, expresa más la necesidad y contradicciones que se han venido arrastrando que una debilidad estructural de la revolución. Hay que tener en cuenta el enorme valor social y político que tiene el 51 % electoral a Maduro y el Polo Patriótico. Donde pesó “la soledad de las urnas” (ver documento de febrero de 1990, “Las Elecciones en Nicaragua, y la soledad de la urnas”). En este 51 % se expresa la fuerza enorme de construcción social de la conciencia de masas, una argamasa de todas las capas sociales, en particular de los que son la fuerza de trabajo en que se apoya el país. Tanto y también en la declaración de las Fuerzas Armadas Bolivarianas en defensa de la patria Socialista, garantía necesaria y observancia institucional al válido 51 %.




EL PAPEL DE LA JUVENTUD EN ESTA ETAPA DE LA HISTORIA

Algunas jornadas atrás, en Argentina, apareció con fuerza inmensa el papel de los jóvenes, que derrotando todo individualismo propio del sistema capitalista, desarrollaron trabajos voluntarios solidarios que humanamente compensaron a los miles de damnificados por las inundaciones en la Plata, producidas por la pasividad e incapacidad del sistema para prever catástrofes, la que se llevó más de medio centenar de vidas, junto a decenas de miles que perdieron todo sus bienes, especialmente la sensación concreta de que, hasta hace poco años, existía un Estado ausente, no por imposibilidad de actuar, sino por aplicación de una política neoliberal, privatista e individualista feroz, donde el ser humano era solo un número que contabiliza pérdidas y ganancias. Esto es capitalismo, ni malo ni bueno, sino una sociedad dividida en clases, una forma de organización social, no solo económica.

En Venezuela, hace unas horas, han votado en su inmensa mayoría, millones de jóvenes por la “patria socialista”, por el Programa de La Patria, por los Cinco Puntos que planteara Hugo Chávez para la elección del 7 de octubre de 2012. Como otro sector, reducido en número y proyección social, votó por Capriles y la vuelta al pasado. En ambos casos se trata de “jóvenes” que forman parte del tejido social en permanente construcción y reconstrucción, pero con diferente, distinto papel en el desarrollo económico y productivo del país. Mientras que los jóvenes de la clase trabajadora son los que construyen el país, otro minoritario sector forma parte de los que usufructúan del país, de los primeros.

La revolución bolivariana con Hugo Chávez, incorporó a millones de jóvenes como estudiantes en todos los niveles, rompiendo la barrera del analfabetismo. Cientos de miles son estudiantes de niveles secundarios y universitarios. La exclusiva Universidad Central de Venezuela, pasó de ser un centro de la política de los partidos y movimientos de izquierda, antes del proceso conducido por Chávez, a ser cueva donde se alojan sectores reaccionarios, capitaneando políticas contrarrevolucionarias. Un proceso no exclusivo de Venezuela, sino parte de la crisis mundial del sistema capitalista que, segregando capas jóvenes de la sociedad, las divide, apoyándose en el interés individual, no colectivo, social. Sobre el estudiantado el sistema ejerce presión a partir de la misma forma en que se organiza y desarrolla el estudio y la proyección “laboral”.

La revolución debe evaluar, en nuestra opinión, esta realidad social objetiva que se procesa en capas de la clase media, media y baja (la clase alta va a estudiar a los EEUU, Inglaterra o Francia) para incorporarlas a la perspectiva del desarrollo del Estado Revolucionario y su proyección socialista. En los países capitalistas clásicos el estudiante-profesional, en perspectiva, ve como salida laboral a los centros mundiales del capitalismo imperialista. No se “recibió” profesionalmente para ser una parte del engranaje social en construcción, sino para “alcanzar el éxito” individual que estimula el sistema desde que logra alcanzar el tan ansiado “ingreso a la facu”, dividiendo cabeza entre trabajador manual y el “intelectualidad profesional”. Para estos sectores significa “crecer”, aunque esta concepción, para el país que produce el PBI, que crea la Renta, resulta negativita en función de una profesión que termina formando parte del aparato de explotación de los trabajadores.


La juventud en el mundo, los “indignados”, etcétera, han abierto espacios de desarrollo en un sentido socialmente opuesto a esta función. A su vez, a estos sectores de la sociedad, que han nacido y viven en el mundo creado por el capitalismo, es necesario proponerles otras perspectivas para su desarrollo. Construir el puente que los una a las necesidades del país con sus urgencias personales, las que no siempre no son negativas o contrapuestas al interés común. La experiencia de los Estados Obrero, la Unión Soviética, tanto como de Cuba, China, Corea, Vietnam etc. - a pesar de las contradicciones que generaron o generan la políticas burocráticas -, mostraron lo inmensamente superior de su educación-organización social. Es por esta razón que el sistema capitalista, a la caída de las burocracias de los ex Estados obreros, chupó a una enorme cantidad de profesionales, científicos, etcétera, formados en aquellos países.

Lo mejor de la juventud, los que buscan participar y decidir social y políticamente, han votado la continuidad del curso bolivariano, socialista, chapista, en Venezuela, como también es un reaseguro para la dirección revolucionaria saber incorporar a toda una enorme franja social al poder de decisión de la revolución.

VENEZUELA BOLIVARIANA CON MADURO Y LATINOAMERICA:

Apoyamos absoluta, totalmente, la línea del discurso del camarada Nicolás Maduro cuando anuncia su triunfo electoral con el 50,66 %. Ni un paso atrás en nada ni por nadie. Tanto como vemos, proponemos, que la revolución, el chavismo honesto de masas, debe revaluar a su interior la política que le de contenido socialmente profundo y maduro en lo que hace a la alianza cívico-militar, el papel de los sindicatos, movimientos sociales, culturales, deportivos etcétera. Así también al papel que le cabe a la revolución Bolivariana y Socialista en el curso de Integración Regional, en el UNASUR, el CELAC, el ALBA, el Banco del Sur, etcétera.

Venezuela bolivariana, acompañada de América latina y por gran parte del mundo se ha planteado, se propone, continuar la revolución y la lucha por la construcción del socialismo. El resultado electoral es un triunfo numérico como también un reflejo directo de lo que es necesario cambiar, profundizar, en lo que hace a la aplicación del Plan y Programa Patria. También abrir compuertas a ese enorme embalse de amor revolucionario de millones de venezolan@s que despidieron al Comandante, camarada, Hugo Chávez. Los mismos que luego fueron capaces de derrotar a la derecha oportunista coaligada y mediática, encabezada por Capriles. Fuerza humana, social y política que desde hace 14 años forma la realidad venezolana revolucionaria, la que se replantea, en síntesis y proyección a la vez, lo que significa la historia de la lucha de clases, los levantamientos militares nacionalistas antiimperialistas, socialistas, que han sido y son la base de esta Venezuela Bolivariana y Socialista.

El mensajes de saludos, respaldo institucional a Nicolás Maduro, Presidente electo en ejercicio, que masivamente envían Gobiernos democráticos, progresistas nacionales y populares de América latina y el mundo, forma parte y es una expresión del frente único en defensa del derecho a la vida y el progreso social, en defensa del progreso de la historia. En la vereda de enfrente está la derecha conservadora, apátrida, sometida al interés financiero de clase explotadora de trasnacionales y poder imperialista.



El triunfo constitucional de un obrero, el camarada Nicolás Maduro, desde la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, es un nuevo capítulo del curso nacionalista antiimperialista, tanto como de la alianza de los trabajadores y Fuerzas Armadas, en la construcción de la nueva sociedad socialista, como planteara Hugo Chávez y lo ratifica Nicolás Maduro.
Profundizar el curso con el Programa de La Patria, los Cinco Puntos, en la lucha por la construcción del Socialismo bolivariano, revolucionario, significa hoy, ahora, defender la conquista del pueblo venezolano, latinoamericano, del mundo, en todos los frentes que se presente o sea necesario intervenir. El imperialismo, sus socios y lacayos, van a intentar desestabilizar Venezuela y también América latina, como se expresó claramente en la reciente reunión de la derecha fascista mundial en la ciudad de Rosario (Argentina).

El sistema capitalista siente que va perdiendo su ex “patrio trasero”, que es la forma en como ellos ven, sienten y explotan a la América Latina, una región que insurgente, lucha por la II ª Independencia, con la intervención y movilización de los pueblos y gobiernos nacionales y populares.

El Presidente eterno de Venezuela Bolivariana, camarada Hugo Chávez, “sembró el socialismo en América latina…” expresamos hace algunas semanas en “Conclusiones” N º 28. Bandera de amor, paz e igualdad social, del Socialismo, que se continúa en su pensamiento, como en el camarada Nicolás Maduro, primer Presidente obrero de Venezuela Bolivariana y Socialista.

No volverán! No pasaran!
15 de abril de 2013, hora 10 a m.

(1) Ver Ediciones CONCLUSIONES- Editorial Ciencia, Cultura y Política

(2) Programa Patria
  • Grandes Objetivos Históricos, objetivos nacionales, estratégicos y generales:


















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